Se trata de una técnica mínimamente invasiva que consiste en la aplicación de una corriente galvánica a través de una aguja de acupuntura, que produce un proceso inflamatorio que permite la reactivación de la cascada de reparación tisular, mejorando el tejido de cicatrización y con ello la sintomatología. La aplicación se realiza guiada por ecografía con el fin de mejorar la precisión de la técnica.